" TENGO LO QUE TÚ QUIERES "
UN FAN-FICTION DE "MASS EFFECT"
Este es el segundo fan-fiction del universo de Mass Effect (maravilloso universo). Está ambientado justo entre el prólogo y el arranque de Mass Effect 2. Espero que os guste.
Nada más abrirse la compuerta presurizada sintió un escalofrío
recorrer su espalda. Si era verdad, gran parte del castillo de naipes
que era todo cuanto sentía se vendría abajo. Si resultaba ser falso...
sería aun peor.
La luz extraña pero hermosa de Illium la devolvió a su sentido
pragmático: "Estamos en una misión, solo una misión", pensó. "Eres una
soldado. Así que cumplamos la puñetera misión".
Cruzó la pasarela y sin apenas tiempo de disfrutar las
espectaculares vistas de la ciudad-planeta que se ofrecían desde el
corredor de embarque la voz de su primer oficial la sacó de su
ensimismamiento a través del auricular.
- ¿De veras no quiere que nadie la acompañe, capitán Williams?
- No, Rodríguez - contestó Ashley -. Es una mera formalidad, no
tardaré mucho. Es mejor que espere en la nave y supervise los
preparativos para el viaje a Horizonte.
- De acuerdo, capitán - dijo Rodríguez, claudicando -. Me encargaré de que todo este listo a su vuelta.
El tenue crujido mecánico que indicaba que la comunicación se había
cortado coincidió, o no, con un leve suspiro de Ashley. "Buen tipo este
Rodríguez", pensó mientras se acercaba al puesto de información de la
entrada a la parada de rapidtrans. "Apenas le conozco desde hace un año y
ya sé que será un gran oficial algún día. Anderson hizo bien en
asignármelo...". Y luego, aunque no quería hacerlo, también pensó: "A
Shepard le habría gustado".
La asari del puesto de información la recibió con una sonrisa perfectamente estudiada, que invitaba a la cordialidad pero no a las grandes confianzas. Su aspecto era magnifico, como el de todas las asari que Ashley había conocido, pero también con ese aire frío de insultante superioridad que le recordaba, mucho más que su pigmentación azulada o los tentáculos de la nuca, que no eran humanas.
La asari del puesto de información la recibió con una sonrisa perfectamente estudiada, que invitaba a la cordialidad pero no a las grandes confianzas. Su aspecto era magnifico, como el de todas las asari que Ashley había conocido, pero también con ese aire frío de insultante superioridad que le recordaba, mucho más que su pigmentación azulada o los tentáculos de la nuca, que no eran humanas.
- Bienvenida a Illium, capitán Williams - dijo mientras observaba su
terminal. Luego miró a Ashley a los ojos, con su sonrisa de funcionaria.
Ashley no le devolvió la sonrisa -. Veo en nuestro registro que tiene
autorización de clase A... vaya, asuntos del Consejo, al parecer.
- En realidad, asuntos de la Alianza - matizó Ashley. Esta asari le
empezaba a recordar peligrosamente a algunas de las comandos que tuvo
que destrozar a tiros en Noveria. Lo cual no era un buen comienzo, desde
luego -. Pero con autorización del Consejo.
- Por supuesto - aceptó la asari.
- Estoy buscando a Liara T´Soni...
Unos minutos después llego a la oficina de información de Liara, situada en el primer nivel comercial de Nos Astra. Tras un breve tramo de escaleras llegó hasta el puesto de la secretaria. Era otra asari, naturalmente, también con "esa" sonrisa.
Unos minutos después llego a la oficina de información de Liara, situada en el primer nivel comercial de Nos Astra. Tras un breve tramo de escaleras llegó hasta el puesto de la secretaria. Era otra asari, naturalmente, también con "esa" sonrisa.
- Buenos días, ¿a quién debo anunciar? - Antes incluso de hablar, ya
la había escaneado rápidamente con la omniherramienta de su terminal,
por lo que la pregunta era una mera formalidad. Pero así funcionaban las
cosas en Illium al parecer: primero la seguridad, luego los buenos
modales.
- Capitán Ashley Williams, del ejercito de la Alianza - dijo Ash
metódicamente. Tras un instante de duda, añadió: Soy una vieja amiga de
Liara.
- Por supuesto, un momento - dijo la asari pulsando un botón de su terminal - ¿Liara?
- Dime, Nyxeris - sonó la voz de Liara por el interfono.
- Tienes una visita no programada. Dice que es amiga tuya - esto
último lo dijo mirando a Ashley de arriba a abajo, con cierto desdén.
Ash, por su parte, recordaba otra vez cómo reventaban las cabezas de
esas comandos en la batalla de los laboratorios de seguridad de la
Estación Grieta, allá en Noveria. Parecía que hubieran pasado mil años
de aquello -. Es de la Alianza, capitán Ashley Williams.
No hubo más de un segundo de silencio, pero a Ashley le pareció un segundo muy largo.
- Que pase, Nyxeris - dijo la voz interfónica de Liara con más
confianza en su tono del que Ash recordaba -. Anula todas mis citas
hasta nueva orden.
- Entendido, Liara - dijo la secretaria antes de cortar la comunicación y decirle a Ashley que podía pasar.
Se giró hacia la puerta y, sin saber muy bien por qué, se atusó un
poco el cabello, y se pasó la lengua por los labios. Sentía la boca
seca. "Vale, admítelo. Estás nerviosa. Es ella, es Liara. Es una
amiga... ¿o no?... mierda, debí haberle dicho a Rodríguez que viniese
conmigo, así sería una visita oficial de verdad..."
La puerta se abrió y ya no tuvo tiempo de dudar más.
La puerta se abrió y ya no tuvo tiempo de dudar más.
El despacho era magnifico, pese a no ser demasiado grande. Tenía
unos ventanales enormes que mostraban el espléndido horizonte de Illium,
con los rascacielos recortando la linea naranja del cielo. A ambos
lados, unos sofás de aspecto más que confortable invitaban al descanso y
al relax, y en las paredes colgaban cuadros de inspiración proteana.
Una enorme pecera con una amplia gama de especímenes multicolor
refrescaba y suavizaba el lado opuesto donde la mesa de trabajo presidia
la estancia. Y tras ella, en pie, con un suntuoso y elegante vestido
color malva, Liara observó a Ashley entrar y quedarse frente a frente.
Liara sonreía tímidamente. Ashley no, aunque su mirada no era dura,
era casi de cansancio. De repente, a pesar de ser más que consciente de
lo importante que era lo que había venido a averiguar, solo tenia ganas
de ver una cara conocida, una amiga.
Quería decir algo, pero Liara se le adelantó.
Quería decir algo, pero Liara se le adelantó.
- Ash, yo... - se encogió de hombros y sonrió aun mas - ... no se qué decir. ¡Qué inesperada sorpresa!
- Espero que agradable - dijo Ashley mientras pensaba "Vamos, guarda la artillería cínica, soldado. No seas tan dura con ella".
- ¡Por supuesto! - dijo Liara de repente turbada. Ashley recordó que
la joven asari no "cazaba" muy bien la ironía y el sarcasmo humanos - Es
solo que, ha pasado tanto tiempo. Pero en fin, yo... claro que me
alegra mucho verte, Ashley...
- Bueno, pues no sé como hacéis estas cosas las asari - dijo Ashley
acercándose a ella y rodeando la mesa -. Pero los humanos, en esta
situación, solemos darnos un abrazo.
- ¡Oh, claro, lo siento! - dijo Liara echándose a reír y acercándose a Ashley.
Y mientras se fundían en un sincero abrazo, Liara, además de reír,
lloraba un poco. Y Ashley, por su parte, sentía un poco de envidia por
ello. Sentía envidia de alguien a quien no le importaba en absoluto
mostrar sus emociones más básicas. Sentía envidia de que Liara no le
guardara ningún rencor pese a, por lo menos desde su punto de vista,
tener motivos para ello. Sentía envidia, en definitiva, por no ser como
ella. Por ser solamente una humana. Cuando se separaron, Ashley hizo
ademán de sentarse en la silla, pero Liara la cogió de la mano.
- No, sentémonos aquí, estaremos más cómodas - dijo guiándola hasta el sofá con la pecera detrás.
Se sentaron una junto a la otra. Liara le ofreció una copa que Ashley, amablemente, rehusó:
- Estoy de servicio - dijo. Lo cual hizo que, por un instante, Liara la mirara con desconfianza.
"Vale, muy inteligente, soldado Williams", pensó, "acabas de
descubrir tus cartas. Ya sabe que no es una visita de cortesía".
Aun así, Liara, seguía pareciendo alegre y emocionada.
Aun así, Liara, seguía pareciendo alegre y emocionada.
- Por la diosa, no nos veíamos desde hace... ¿cuánto tiempo? - dijo dándole vueltas a su bebida en el vaso.
- Dos años, al menos. Desde la Estación Arturo, supongo. Y tampoco
pudimos hablar mucho allí, con todo aquel follón de la investigación y
todo lo demás.
- Sí - la mirada de Liara se fue hasta la nada, y parecía algo triste
-. Comprendo que tuvieran que investigar la destrucción de la
Normandia, pero no fueron muy amables con nosotros... me refiero a los
no humanos. Tali, Garrus, Wrex...
- Lo sé - admitió Ashley con sinceridad -. Yo y el resto de los
oficiales tratamos de interceder por vosotros, créeme. La doctora
Chakwas tuvo una bronca con Anderson que se escuchó en toda la estación.
Le gritaba que érais héroes, no sospechosos...
- ¡Ah, la doctora Chakwas! - suspiró Liara sonriendo con nostalgia -
Qué gran mujer... cómo les echo de menos. Y a los demás también.
- La verdad es que les perdí la pista a casi todos - dijo Ashley.
Tras sopesar durante una décima de segundo si mostrar la siguiente carta
o no, añadió: Pero tu debes saber de ellos mas que yo, ¿no? Ahora tu
negocio es la información.
Liara sonrió y miro a Ash directamente a los ojos, como diciendo "ah, vale, ha empezado el juego".
Liara sonrió y miro a Ash directamente a los ojos, como diciendo "ah, vale, ha empezado el juego".
- Si, es mi negocio, pero veo que también tu estas bien informada.
¿Qué quieres saber? - De repente, Liara parecía distinta a ojos de
Ashley. Ya no era la dulce y tímida Liara. Ahora la miraba desafiante,
segura de si misma. Ahora sí parecía una asari de verdad, no la niña
asustada que rescataron en Therum. "Algo ha cambiado en ella", pensó
Ash, "Algo ha cambiado en todos nosotros".
- Bueno, pues eso mismo. De los tripulantes humanos estoy bien
informada - relató Ash tratando de aparentar que seguía siendo una
charla casual -. Pero de Garrus, Tali y Wrex apenas sé nada.
- Claro... - dijo Liara mientras se levantaba y se dirigía de nuevo
hacia el mueble bar. Y a Ashley, ese "claro" le había sonado un poco
sarcástico... pero no, era Liara. No podía ser sarcástica... ¿o ahora sí
podía? Se estaba poniendo cada vez más tensa, tenía que admitirlo. No
era su estilo. Lo suyo era quitar a la gente de en medio a tiros, no la
sutileza. Así que suspiró y le dijo a Liara:
- ¿Sabes qué? Voy a aceptarte esa copa al final.
- Perfecto - respondió Liara desde el mueble bar. Y mientras servía
las copas siguió hablando: Tali volvió a la Flota Nómada, naturalmente.
No sé si recordaras que su padre era uno de los almirantes, así que
ahora ocupa un cargo de cierta relevancia en la Flotilla. Supongo que
estará bien.
- Buena chica esa Tali - dijo Ashley, y para su propia sorpresa lo
había dicho sinceramente. Liara se limitó a asentir y continuó.
- Wrex volvió al mundo de los krogan y por lo visto está reuniendo a
los clanes para tratar de organizarlos un poco. Supongo que el viaje que
compartimos le hizo ver que la división y las guerras tribales no son
el mejor futuro para los krogan. En cuanto a Garrus, sé que dejó Seg-C y
la Ciudadela, pero realmente no sé mucho más. Simplemente desapareció.
Es el único al que le perdí la pista.
- Vaya, espero que le esté yendo bien - dijo Ashley mientras Liara
volvía junto a ella y le tendía su copa. La asari no se sentó,
permaneció de pie frente a ella. Ash tomó un sorbo de licor (no sabía
qué era, pero estaba jodidamente delicioso) y, levantando la mirada,
preguntó:
- ¿Y de mí, qué sabes?
- ¿Y de mí, qué sabes?
Liara sonrió. Pero continuó de pie mientras hablaba.
- Sé que, pese a llevar el infame apellido Williams, tus acciones con
Shepard te han valido, por fin, el reconocimiento de la Alianza. Sé que
te han ascendido a Capitán N7, Operaciones Especiales, y que te han
asignado a un grupo especial directamente controlado por Anderson... -
Liara se giró y comenzó a caminar lentamente por el despacho, hacia los
ventanales, mientras seguía hablando - ... el ahora Consejero Anderson.
El cual, por cierto, y dado el peso que actualmente tiene la humanidad
en el agradecido Consejo que salvasteis de Saren y el Soberano, está
sopesando tu candidatura a los Espectros para que seas el segundo humano
que disfrute tal privilegio. Sé que todas las operaciones de ese grupo
especial son alto secreto, aunque también sé que ahora te diriges a una
de las colonias humanas de Terminus, en concreto a Horizonte, en teoría
para reforzar sus defensas. Y también sé que esa operación es una
tapadera. Estáis buscando a Shepard, porque os han soplado que podría
estar vivo y bajo el control de Cerberus... - se giró desde los
ventanales y tras apurar su copa, mirando a Ashley directamente a los
ojos, añadió: ...Y por eso estás aquí.
Ashley se levantó despacio, de repente se sentía cansada, muy cansada. Caminó hasta los ventanales y quedaron una junto a la otra, copa en mano, mirando las espectaculares vistas de Illium.
Ashley se levantó despacio, de repente se sentía cansada, muy cansada. Caminó hasta los ventanales y quedaron una junto a la otra, copa en mano, mirando las espectaculares vistas de Illium.
- Solo te lo preguntaré una vez, Liara - dijo Ash tratando de
imprimir a su voz toda la sinceridad de la que era capaz -. Porque,
aunque no lo creas, te considero una amiga, una camarada. Y te lo
preguntaré porque me han ordenado hacerlo. Pero quiero que sepas, lo
creas o no, que te aprecio. Y que hayas hecho lo que hayas hecho, lo
admitas o no, sé que habrá sido por el bien de Shepard.
- Te lo agradezco, Ashley - dijo Liara sin dejar de mirar al frente - ¿Y cuál es la pregunta? - Ash apuró su copa también.
- ¿Recuperaste el cuerpo de Shepard y se lo entregaste a Cerberus? -
Ashley no notó nada, ni una sola variación en el gesto de Liara, nada
que indicase turbación, sufrimiento o al menos intranquilidad. Ella
sin embargo estaba a punto de echarse a llorar.
- ¿Quién os ha dado esa información?
- No es información, solo un rumor. Si fuese información el Consejo
habría tomado cartas en el asunto y ahora estarías detenida - admitió
Ashley, tratando de no sonar amenazante -. Pero hemos oído cosas acerca
de ti, del Corredor Sombrío y de Cerberus. Y de un trato que implicaba
la entrega del cuerpo de Shepard a estos últimos para su investigación.
No logro imaginar para qué tipo de investigación - suspiró Ashley -.
Pero ya recordarás cómo se las gastan esos cabrones retorcidos de
Cerberus. Sé que no hace falta decírtelo. Supongo que recuerdas
perfectamente quiénes eran y las cosas que descubrimos.
- Sí - admitió Liara -. Unos auténticos criminales de guerra.
Recuerdo los zombis de la Thoriana, los cascarones, los Rachni... y
recuerdo cómo Shepard los detestaba, quizá porque para él eran lo peor
que podía ser la humanidad - se giró hacia Ash, y tras soltar su copa
vacía en el marco de la ventana, la sujetó con dulzura por los hombros
-. Y por eso nunca haría nada parecido a eso que habéis oído. No sé
donde está el cuerpo de Shepard; ojalá lo supiera, pero no es así.
No todas las peleas se pueden ganar. Eso es algo que aprendes
rápido cuando eres soldado. A veces, hay que admitir la derrota. Ashley
admitió la suya, dejando caer la copa al suelo enmoquetado, y
abrazándose a Liara mientras rompía a llorar.
- ¡Dios, le echo tanto de menos! - sollozó mientras la joven asari la abrazaba.
- Lo sé, yo también le echo de menos...
Ashley aún continuó llorando un rato más antes de separarse un poco
y, mirando a su antigua camarada, que estaba sorprendentemente tranquila, dijo
mientras se enjugaba las lágrimas:
- Soy terriblemente injusta contigo, lo sé. Siempre lo he sido. No sé
por qué, pero así es - pareció dudar un poco y añadió: ... a pesar de
saber perfectamente que tú también le amabas.
- Y yo siempre he tenido una gran envidia de ti. Por ser tú a la que
él eligió, por la noche que compartísteis antes de Illos... por todo
eso. Por no ser como tú, fuerte, guerrera... por no ser la mujer que
Shepard quería junto a él. Es decir... tú.
Ashley, aún limpiándose los ojos, sonrió un poco.
Ashley, aún limpiándose los ojos, sonrió un poco.
- Creía que nadie sabía lo de Illos...
- ¿Bromeas? - dijo Liara sonriendo también - Por la diosa, Jefa
Williams, era una nave muy pequeña. Todos lo supieron. Joker, Chakwas,
Tali, Garrus... incluso Presley... creo.
- Y tú también.
- Sí, yo también - admitió Liara con un suspiro.
- Lo siento, Liara...
- ¿El qué? - preguntó Liara encogiéndose de hombros - ¿Que dos
personas que se amaban compartieran unas horas de pasión antes de ir a
una muerte casi segura? Exactamente, ¿qué es lo que hay que sentir?
- No, siento que, en cierto modo - Ashley trató de buscar las
palabras correctas, pero sabiendo que no iba a conseguirlo lo soltó tal
y cómo le salía del corazón - yo tuve lo que tú también querías.
Deberías odiarme.
- Pues siento decepcionarte, pero no te odio - dijo Liara volviendo a sonreír -. ¿Un poco de envidia?... quizás. Pero no te odio.
- Está bien - Ashley pareció recobrar la compostura. Sonreía y volvía
a estar tranquila. Más que eso. Aliviada -. Siento todo esto. Este
encargo de Anderson me supo a mierda desde el principio. Yo no lo creía
pero, como te dije, me ordenaron venir y preguntártelo. Lo siento de
veras, pequeña.
- No te preocupes - dijo Liara en tono tranquilizador -. Es lógico
que hayáis querido indagar en un rumor así. Ten por seguro que os
informaré de cualquier cosa que descubra. Y ahora, ¿no me dirás que ya
debes marcharte? Porque esa botella aún da para una par de copas más.
- Bueno - Ashley dejó caer una mirada pícara -, mi nave me espera...
pero no creo que Horizonte se mueva de su jodida órbita por una copa
más, ¿verdad?
Liara se echó a reír.
Liara se echó a reír.
- ¡Esta es mi Jefa Williams!
Y tomaron un par de copas más, apurando la botella y hablando del pasado, de los buenos tiempos, de cosas sin importancia. De anécdotas de aquel maravilloso y aterrador viaje de dos años atrás. Y Ashley, aunque no se lo dijo, sintió que por fin las cosas estaban en paz entre Liara y ella. Y casi diría que entre el Universo y ella. Porque sí, Shepard seguía estando muerto y su cuerpo desparecido, seguramente devorado por la inmensidad del espacio. Pero lo que habían compartido, ese extraño e incomprensible nexo que los humanos llaman amor, seguía estando ahí. Todos, incluso Liara, podían verlo.
Y ninguna nave estallando en mil pedazos podía cambiar eso.
Y tomaron un par de copas más, apurando la botella y hablando del pasado, de los buenos tiempos, de cosas sin importancia. De anécdotas de aquel maravilloso y aterrador viaje de dos años atrás. Y Ashley, aunque no se lo dijo, sintió que por fin las cosas estaban en paz entre Liara y ella. Y casi diría que entre el Universo y ella. Porque sí, Shepard seguía estando muerto y su cuerpo desparecido, seguramente devorado por la inmensidad del espacio. Pero lo que habían compartido, ese extraño e incomprensible nexo que los humanos llaman amor, seguía estando ahí. Todos, incluso Liara, podían verlo.
Y ninguna nave estallando en mil pedazos podía cambiar eso.
Un par de horas después, ya en la puerta abierta del despacho, volvieron a abrazarse como despedida.
- Ten mucho cuidado ahí fuera, ¿de acuerdo? - dijo Liara.
- Lo tendré - respondió Ashley -. Y tú no pierdas el contacto. Ya sabes dónde nos tienes, pequeño bicho azul.
- De acuerdo - Liara se echo a reír, siempre le hacia gracia que la
llamara así. Bueno, siempre desde que Kaidan tuvo que explicarle durante
un buen rato que no era un insulto, sino una broma, allá en la vieja
Normandía, ahora hacía ya como mil años.
Realmente, apreciaba a esa humana, pensó Liara mientras la veía
girarse con su magnifico uniforme gris N7 de la Alianza y desaparecer
tras la puerta del despacho. Era más que aprecio, admiración. Solo era
una humana, pero era más fuerte de lo que ella nunca podría ser. Porque
si fuese ella la que hubiese perdido a Shepard como Ashley le había
perdido, estaría destrozada.
Pero allí estaba Ashley, rumbo a otra peligrosa misión en pos de proteger a la galaxia mientras que ella se limitaba a su pequeña guerra secreta, a sus intrigas y a sus mentiras. Mientras que una luchaba por la vida, la otra protegía la muerte.
No, no se sentía nada orgullosa de haber tenido que mentir.
Pero allí estaba Ashley, rumbo a otra peligrosa misión en pos de proteger a la galaxia mientras que ella se limitaba a su pequeña guerra secreta, a sus intrigas y a sus mentiras. Mientras que una luchaba por la vida, la otra protegía la muerte.
No, no se sentía nada orgullosa de haber tenido que mentir.
- Ha hecho lo correcto, doctora T´Soni - dijo la voz de mujer a sus espaldas.
Liara se giró, casi sorprendida de no haber escuchado abrirse la
puerta secreta que había tras la pecera y que protegía la cámara de
observación donde el agente de Cerberus había permanecido todo este
tiempo.
- Ya le dije que no debían temer nada. No voy a estropearlo ahora.
No después de todo lo que he hecho...
Liara se derrumbó en su silla, apoyando los codos en la mesa y enterrando su cara entre sus manos. Frente a ella se sentó Miranda Lawson, la mano derecha del Hombre Ilusorio. Uno de los operativos más importantes de Cerberus, que la miraba sin ninguna compasión.
- Ya qué más da. Si estoy condenada, estoy condenada. No voy a romper nuestro acuerdo ahora.
Liara se derrumbó en su silla, apoyando los codos en la mesa y enterrando su cara entre sus manos. Frente a ella se sentó Miranda Lawson, la mano derecha del Hombre Ilusorio. Uno de los operativos más importantes de Cerberus, que la miraba sin ninguna compasión.
- Ya qué más da. Si estoy condenada, estoy condenada. No voy a romper nuestro acuerdo ahora.
- De lo cual nos alegramos - dijo la operativa Lawson -. Sería una
lástima tener que suspender el Proyecto Lázaro ahora que está casi en la
fase final. Pero, comprenda nuestras reservas. Sabíamos que la capitán
Williams vendría a sonsacarle y teníamos que asegurarnos de que sus
viejas lealtades, o... el sentido de la amistad - dijo esto último casi
como si no comprendiera ese concepto - lo estropease todo.
- Pues ya ha visto que no ha sido así, señorita Lawson - dijo Liara poniendo
todo la acritud que pudo en el nombre -. Pueden estar tranquilos. Y
ahora, si no le importa, me gustaría estar sola.
- Por supuesto - dijo Miranda educadamente, sin tener en cuenta el
tono de de desagrado de la asari -. Y no se preocupe por nuestras
filtraciones de seguridad - añadió casi como si leyera la mente de Liara
-. Ese "rumor" lo dejamos caer nosotros.
Liara la miró con incredulidad.
Liara la miró con incredulidad.
- ¿Por qué? - preguntó atónita - ¿Por qué infundir un rumor sobre una
operación que no quieren que nadie descubra? No lo comprendo...
- Oh, ya sé que no - dijo Miranda con un cierto tono de estar
pasándoselo en grande viendo la turbación de Liara -. Pero, para
resumir, digamos que la única forma de saber si una operación es segura
es retar al enemigo a que lo descubra. Y si ni dándole los primeros
datos lo consigue, bueno... - sonrió, satisfecha de su propia
inteligencia -... digamos que la operación es segura.
Liara volvió a derrumbarse sobre sí misma.
Liara volvió a derrumbarse sobre sí misma.
- Son todos ustedes repugnantes. Váyase, por favor...
- De acuerdo - dijo Miranda a años luz de sentirse ofendida. Se
levantó y casi cuando iba a salir por la puerta oyó a Liara a sus
espaldas:
- ¿Cuando sabrán si...? - No pudo terminar la pregunta, era demasiado terrible pensar en ello.
- ¿Si el Proyecto Lázaro ha funcionado? - Liara no contestó, pero en
sus ojos Miranda vio que se refería exactamente a eso -. Bueno, dentro
de un par de semanas esperamos poder despertarle para las primeras
pruebas de cognición.
Miranda continuó observando a la asari, porque parecía estar buscando
las palabras para preguntar algo más. Lo consiguió no sin esfuerzo.
- ¿Me recordará?
- Eso esperamos - dijo Miranda -. Si sus recuerdos no están intactos,
así como su personalidad, significará que hemos fracasado... y yo no
suelo fracasar, doctora T´Soni - Liara asintió con cansancio.
Después, aunque se empezó a girar para marcharse, una sensación a la que no estaba muy habituada, la compasión, hizo que Miranda se detuviese y le preguntase:
Después, aunque se empezó a girar para marcharse, una sensación a la que no estaba muy habituada, la compasión, hizo que Miranda se detuviese y le preguntase:
- ¿Eso la consuela? - y viendo que la asari no reaccionaba a la
pregunta, solo se limitaba a mirarla como si no la comprendiera, añadió:
Lo digo porque me llamó la atención eso que dijo su amiga sobre que
ella había tenido algo que a usted le hubiese gustado tener, el amor de
Shepard. Pues ahora usted tiene algo que seguro que a ella le gustaría
tener: saber que está vivo - y repitió la pregunta - ¿Eso no la
consuela?
- No, no me consuela en absoluto - respondió Liara con amargura y sorprendida de sí misma por lo fácil que le resultaba mentir.
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